Reseña del libro "El arte como horizonte"
El pensamiento de Gadamer sobre el arte ha ocupado el interés del autor y, en particular, la frecuencia de expresiones procedentes de la religión para referirse a la experiencia en la obra de arte. En este libro el autor desarrolla como primera medida la contextualización básica; en el aborda la dificultad de definir la religión luego de la pérdida moderna de la comunidad y la modificación de la experiencia religiosa en una experiencia del individuo y del sentimiento. Y en cuanto al arte, expone el gran cambio que sufrió el arte al pasar de una posición obvia en el contexto de la religión y la sociedad y medioevo, a la autonomización del arte como fenómeno estético. En segundo lugar, se ocupa de los planteamientos de Hegel, como el primero en constatar las profundas consecuencias de la finalización de la tradición humanístico-cristiana, donde arte y religión tuvieron un suelo común y una comunidad, y el afianzamiento definitivo de una cultura espiritual pluralista y secular. Finalmente, consecuente con la orientación gadameriana del texto, Grisales expone la circularidad de mito y logos, la ontología del juego como modo de ser en que aparece y opera el arte, la constitución de la comunidad en torno a la mimesis representativa, el símbolo garante de reconocimiento y la temporalidad peculiar de lo estético, que logra darle sustento a lo fugaz, permanencia a lo que solo se experimenta en el instante. Y concluye haciendo muy productiva la idea gadameriana de la experiencia de la obra de arte como una experiencia de orden. En segundo lugar, se ocupa de los planteamientos de Hegel, como el primero en constatar las profundas consecuencias de la finalización de la tradición humanístico-cristiana, donde arte y religión tuvieron un suelo común y una comunidad, y el afianzamiento definitivo de una cultura espiritual pluralista y secular. Finalmente, consecuente con la orientación gadameriana del texto, Grisales expone la circularidad de mito y logos, la ontología del juego como modo de ser en que aparece y opera el arte, la constitución de la comunidad en torno a la mimesis representativa, el símbolo garante de reconocimiento y la temporalidad peculiar de lo estético, que logra darle sustento a lo fugaz, permanencia a lo que solo se experimenta en el instante. Y concluye haciendo muy productiva la idea gadameriana de la experiencia de la obra de arte como una experiencia de orden. Finalmente, consecuente con la orientación gadameriana del texto, Grisales expone la circularidad de mito y logos, la ontología del juego como modo de ser en que aparece y opera el arte, la constitución de la comunidad en torno a la mimesis representativa, el símbolo garante de reconocimiento y la temporalidad peculiar de lo estético, que logra darle sustento a lo fugaz, permanencia a lo que solo se experimenta en el instante. Y concluye haciendo muy productiva la idea gadameriana de la experiencia de la obra de arte como una experiencia de orden.